Según estudios recientes del INEGI en 2019 se realizaron en México 504,923 matrimonios y en el mismo año se llevaron a cabo 160,107 divorcios, lo cual indica que uno de cada tres matrimonios aproximadamente se divorciaron, sin contar los matrimonios que viven separados aunque no hayan realizado un trámite judicial para disolver el matrimonio. Fuente. https://www.inegi.org.mx/temas/nupcialidad/
Estas estadísticas nos dicen mucho acerca de este contrato matrimonial. Disolver un contrato por las diferentes causales previstas en el clausulado, es normal y es parte del riesgo en que se incurre en cualquier transacción comercial. Sin embargo, el tema que nos ocupa no es un tema de números fríos o contraprestaciones de negocios, estamos hablando de seres humanos que se unieron para formar una familia, con o sin hijos e iniciar un proyecto de vida juntos.
El día de hoy no pretendo entrar en el tema de las causales sino plantear la siguiente hipótesis: La tasa de divorcios disminuiría si ambos contrayentes se sentaran previo la celebración del matrimonio a explorar y dialogar sobre los temas más importantes que inciden en la vida matrimonial.
Estamos hablando de un matrimonio civil, sin embargo es interesante saber que algunas iglesias de diferentes denominaciones imparten cursos pre matrimoniales y aunque no tengo datos sobre si estos cursos previenen los divorcios, estoy casi segura que en alguna medida sí y me explico: el simple hecho de sentarse a hablar con una persona neutral acerca de lo que se espera del matrimonio pudiera lograr que los contrayentes ingresaran a la vida conyugal mejor informados y por ende más preparados para afrontar las diferentes circunstancias.
Temas como hijos, economía, religión o creencias, familia política, amistades, vida profesional, patrimonio familiar, esparcimiento y hasta pasatiempos son cuestiones torales que influyen en el éxito o fracaso de la relación matrimonial. Normalmente en la etapa del noviazgo es común que se evite hablar sobre temas que expresen demasiada ansiedad o control sobre el futuro o que pudieran ser motivo de discusiones o generen desconfianza o sobre-exposición, por lo que se dejan de lado haciendo suposiciones en ocasiones equivocadas y ¡oh sorpresa! más temprano que tarde surgen los conflictos.
Dice el refrán popular “sobre aviso no hay engaño” lo que significa que donde hubo sinceridad y conocimiento no se puede alegar decepción. Considero que una sesión de mediación donde un tercero neutral conduzca a los futuros consortes a dialogar y explorar los intereses y opiniones sobre cada uno de estos temas, conocer a mayor profundidad lo que se piensa y se espera del otro y del matrimonio, donde puedan ser sinceros el uno con el otro y guiados en el logro de acuerdos preventivos, cláusulas morales para entrar en este compromiso legal, espiritual y social mejor informados, contribuiría en buena medida a evitar posteriores rupturas con las afectaciones y el consiguiente daño al núcleo familiar, a los hijos y a su patrimonio.
El papel del mediador siempre será respetuoso de las partes,confidencial, neutral, amigable y tendiente a lograr una comunicación asertiva y honesta sobre tan importantes conceptos.
Me atrevo a ir más lejos en esto, ya que considero que debería ser del interés de la autoridad y una obligación del oficial del registro civil cerciorarse que las partes han explorado todos estos temas como requisito “sine qua non” se les conceda la licencia matrimonial.
Y todo esto puede lograrse en una sesión de mediación preventiva sin necesidad de esperar a que surjan los conflictos y las afectaciones. Por todo esto y muchos beneficios más, ¡prueba la mediación!
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