La observación no solamente es un método científico para configurar hipótesis y obtener resultados, sino que es también una maravillosa fuente de información sobre las personas con las cuales interactuamos, lo que nos permite potencializar las relaciones para un mejor entendimiento. Supón que te encuentras en un lugar lleno de gente, en una comunidad multicultural y te dedicas a observar mientras te comes un helado. Casi será imposible no imaginar las historias de cada persona que pasa frente a ti y si pones suficiente atención a su forma de hablar, de caminar, de vestir, su lenguaje corporal etc. También podrás obtener datos interesantes si observas la velocidad con que se movilizan, si llevan audífonos o van hablando por teléfono, conversando con otra persona, incluso si sonríen o saludan.
Tengo por costumbre ejercitarme temprano por las mañanas cuando muchas personas se dirigen a sus actividades laborales y me cruzo con ellas todo el tiempo. Algunas me saludan después de hacer contacto visual, otras sonríen y algunas pocas me ignoran. Disfruto mucho cuando una persona que ha pasado por mi lado deja una fragancia fresca como cuando recién ha tomado un baño.
Desarrollar la habilidad de observar discretamente a las personas puede ser muy útil para conocerlas mejor y de ser necesario abordarlas de una forma más efectiva. En ocasiones interactuamos impulsivamente, hablamos mucho o mostramos falta de interés en lo que sucede a nuestro alrededor y nos perdemos de una enriquecedora experiencia como lo es iniciar una conversación trivial con todo tipo de personas. Analizo con algo de pesar como las nuevas generaciones tienen dificultades para hacer contacto visual y sonreír cuando se topan con otra persona de frente, porque están demasiado ocupados cabeza abajo en sus teléfonos inteligentes, como para darse cuenta de que alguien pasa por su lado y se pierden de esta enriquecedora experiencia de observar.
Como mediadora obtengo mucha más información de un conflicto para entenderlo, cuando observo sin prejuicio el lenguaje no verbal y las expresiones que acompañan el relato de las partes, lo cual me permite empatizar con sus preocupaciones y echar mano de las habilidades resolutivas que me son indispensables para ayudarles con la gestión de sus problemas. Acompaño el ejercicio de observación con la formulación de algunas preguntas sobre el tema en cuestión y las respuestas me permiten auxiliar a las partes en el esfuerzo de minimizar las obstrucciones al entendimiento para solucionar efectivamente el fondo de sus necesidades.
En las relaciones interpersonales, el observar y escuchar activamente puede propiciar la intimidad emocional, el entendimiento mutuo, el respeto y otras herramientas que fomentan mejor comunicación entre las partes.
Te invito a que desarrolles activamente el hábito de observar, lo cual no sólo es una fuente de mejor conocimiento sino una actividad que te permitirá relacionarte con mayor satisfacción con tus semejantes.
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